Alfonso XIII of Spain (1886 - 1941)
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Alfonso XIII de España
Rey de España
Rey Alfonso XIII de España, by Kaulak.jpg
Alfonso XIII, en 1916.
Información personal
Nombre secular Alfonso León Fernando María Jaime Isidro Pascual Antonio de Borbón y Habsburgo-Lorena
Reinado 17 de mayo de 1886-14 de abril de 1931
Nacimiento 17 de mayo de 1886
Bandera de España Madrid, España
Fallecimiento 28 de febrero de 1941 (54 años)
Bandera de Italia Roma, Italia
Entierro Cripta Real del Monasterio de El Escorial
Religión Católico
Residencia Palacio Real de Madrid
Predecesor Alfonso XII de Borbón
Sucesor
Familia
Casa real Casa de Borbón
Padre Alfonso XII
Madre María Cristina de Habsburgo-Lorena
Consorte Victoria Eugenia de Battenberg (1906-1941)
Regente María Cristina de Habsburgo-Lorena
(1885-1902)
Descendencia

Firma Firma de Alfonso XIII de España

Escudo de Carlos III de España Toisón y su Orden variante leones de gules.svg
Escudo de Alfonso XIII de España

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Sello filipino de Alfonso XIII de niño.
1 Peseta Alfonso XIII, de 1897 con un modelo aprobado en 1896

Alfonso XIII de España, llamado «el Africano»[1] (Madrid, 17 de mayo de 1886-Roma, 28 de febrero de 1941), fue rey de España desde su nacimiento hasta la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931. Asumió el poder efectivo a los 16 años de edad, el 17 de mayo de 1902.

Bajo Alfonso XIII, España llega a ser nación industrial, alcanza el mayor nivel de población desde época romana, retorna a adornar el mundo de la cultura, que casi había abandonado desde que con tanto esplendor brilló en el siglo XVI, vuelve a plena participación en la política internacional durante la guerra europea y al abrirse la cuestión de Marruecos; reconquista espiritualmente la América que había descubierto, poblado, civilizado y perdido, y, por último, ve grandes problemas sociales y nacionales surgir en su vida interior y estimular su pensamiento político.

España. Ensayo de historia contemporánea.

Sin embargo, España sufría cuatro problemas de suma importancia que darían al traste con la monarquía liberal: la falta de una verdadera representatividad política de amplios grupos sociales; la pésima situación de las clases populares, en especial las campesinas; los problemas derivados de la guerra del Rif; y el nacionalismo catalán, espoleado por la poderosa burguesía barcelonesa[cita requerida].

(...) Las luchas políticas no tienen otra importancia que la de ser una lucha de opiniones, pero por encima de ellas hay un sentimiento mucho más puro, que es el del amor a la Patria (...).

Discurso en Barcelona 28 junio 1920. [2]

Esta turbulencia política y social, iniciada con el desastre del 98, impidió que los partidos turnistas lograran implantar una verdadera democracia liberal, lo que condujo al establecimiento de la dictadura de Primo de Rivera, aceptada por el monarca. Con el fracaso político de ésta, el monarca impulsó una vuelta a la normalidad democrática con intención de regenerar el régimen. No obstante, fue abandonado por toda la clase política, que se sintió traicionada por el apoyo del rey a la dictadura de Primo de Rivera.

Abandonó España voluntariamente tras las elecciones municipales de abril de 1931, que fueron tomadas como un plebiscito entre monarquía o república. Enterrado en Roma, sus restos no fueron trasladados hasta 1980 al Panteón de los Reyes del Monasterio de El Escorial.

Vida y reinado[editar]

Hijo póstumo de Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo-Lorena, fue bautizado Alfonso León Fernando María Jaime Isidro Pascual Antonio de Borbón y Habsburgo-Lorena. Su madre ejerció la regencia durante su minoría de edad, entre 1885 y 1902. Al final de la Regencia y poco antes de comenzar su reinado propiamente dicho, España, tras la intervención de los Estados Unidos en 1898 en la guerra colonial, perdió sus últimas posesiones ultramarinas en Cuba, Puerto Rico y Filipinas en una derrota militar conocida como el desastre del 98.

Ya en el siglo XX, las aventuras coloniales comenzaron nuevamente en la zona norte de Marruecos, que había sido adjudicada a España en los repartos internacionales, lo que conduciría a la sangría de la Guerra del Rif. En 1902, al cumplir los 16 años, Alfonso XIII, popularmente apodado en Cataluña "en Cametes" (el "Piernecitas", porque las tenía muy delgadas), fue declarado mayor de edad y asumió las funciones constitucionales de Jefe de Estado. Durante su reinado visitó todas las provincias españolas y realizó numerosas visitas al extranjero. Entre los primeros países en los que fue recibido se encontraban Alemania, Reino Unido y Francia. Durante esta visita, Alfonso XIII y el presidente de la República, Émile Loubet, fueron objeto de un atentado en las calles de París, del que salieron ilesos.

En este año me encargaré de las riendas del estado, acto de suma trascendencia tal como están las cosas, porque de mí depende si ha de quedar en España la monarquía borbónica o la república; porque yo me encuentro el país quebrantado por nuestras pasadas guerras, que anhela por un alguien que lo saque de esa situación. La reforma social a favor de las clases necesitadas, el ejército con una organización atrasada a los adelantos modernos, la marina sin barcos, la bandera ultrajada, los gobernadores y alcaldes que no cumplen las leyes, etc. En fin, todos los servicios desorganizados y mal atendidos. Yo puedo ser un rey que se llene de gloria regenerando a la patria, cuyo nombre pase a la Historia como recuerdo imperecedero de su reinado, pero también puedo ser un rey que no gobierne, que sea gobernado por sus ministros y por fin puesto en la frontera. (...) Yo espero reinar en España como Rey justo. Espero al mismo tiempo regenerar la patria y hacerla, si no poderosa, al menos buscada, o sea, que la busquen como aliada. Si Dios quiere para bien de España.

Del diario de Alfonso XIII, 1 de enero de 1902. [3]
Alfonso XIII y María Cristina la Reina Regente. Cuadro de Luis Álvarez Catalá de 1898.
Documento gráfico, segundos después del atentado anarquista (1906) al rey Alfonso XIII en el día de su boda; 28 personas murieron y más de 100 fueron heridas, pero los reyes salieron ilesos.

El 31 de mayo de 1906, se casó con la princesa británica Victoria Eugenia de Battenberg (18871969), hija del príncipe Enrique de Battenberg y la princesa Beatriz del Reino Unido. Victoria Eugenia era sobrina del rey Eduardo VII y nieta de la reina Victoria I del Reino Unido. El tratado matrimonial se firmó por duplicado en Londres, el 7 de mayo de 1906.[4]

Ena, como se la conocía, Alteza Serenísima por nacimiento, fue elevada al rango de Alteza Real un mes antes de su matrimonio, para evitar que la unión fuese considerada desigual o morganática.

Cuando Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia regresaban al Palacio Real, después de la boda, sufrieron un atentado mediante una bomba escondida en un ramo de flores, lanzada por el anarquista Mateo Morral a su carroza, frente al número 88[5] de la calle Mayor de Madrid, del que lograron salir ilesos milagrosamente. Como consecuencia de la explosión murieron tres oficiales y cinco soldados del séquito real, tres personas más en los balcones y resultaron con heridas más de 14 personas que contemplaban el paso del cortejo.

España conoció numerosas revueltas sociales en sus principales ciudades durante las dos primeras décadas del siglo XX. Una de las más destacadas tuvo lugar en 1909 en Barcelona y se conoció como la Semana Trágica. Uno de los factores que la desencadenaron fue el descontento de la población con la Guerra de Marruecos: en ese año se había recrudecido el conflicto marroquí, convirtiéndose en uno de los principales problemas nacionales.

Alfonso XIII y Primo de Rivera en 1930.

En 1921, a raíz de unas operaciones bélicas tácticamente desastrosas, se produjo el hundimiento de la comandancia militar de Melilla (el desastre de Annual). El impacto que tuvo sobre la opinión pública generó un sentimiento muy crítico con la política mantenida hasta ese momento en Marruecos, y en general con todo el sistema político de la Restauración, ya tambaleante desde la huelga general de 1917. Se inició una investigación de lo sucedido (con el expediente Picasso) en el que, al parecer, quedaban involucrados en graves responsabilidades cargos elevados de la administración, pero dicho informe nunca vio la luz. Algunas voces extendieron las responsabilidades por el desastre de Annual al monarca, uno de los impulsores y partidarios más destacados de la política colonial, porque había propiciado el nombramiento de algunos mandos responsables del «Desastre» con los que mantenía una relación de amistad o eran personas cercanas a él, como Dámaso Berenguer o el general Fernández Silvestre.

En este contexto de crisis política y social, el capitán general de Cataluña Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923, que fue respaldado por Alfonso XIII al encargarle la formación de un gobierno. Para algunos, una de las razones que explican el golpe sería que éste sirvió de instrumento para evitar que los resultados del Expediente Picasso saliesen a la luz en una investigación parlamentaria que estaba realizándose y que podría haber dejado al monarca en una posición comprometida.

Primo de Rivera formó un gobierno al que denominó directorio, que estuvo compuesto en un primer momento exclusivamente por militares (Directorio Militar) y, posteriormente (1925), tuvo un carácter civil (Directorio Civil). Durante la Dictadura se puso fin a la Guerra de Marruecos con el Desembarco de Alhucemas en 1925, que permitió la conquista española definitiva del Rif en 1927.

En 1929 se celebraron la Exposición Universal en Barcelona y la Iberoamericana en Sevilla, pero la oposición creciente que generó el dictador, especialmente extendida entre estudiantes, intelectuales y el cuerpo de Artillería (se oponía a la reforma que pretendía el dictador de su sistema de ascensos), hicieron que Alfonso XIII apartase a Miguel Primo de Rivera del gobierno el 29 de enero de 1930, nombrando presidente del consejo de ministros al general Dámaso Berenguer con la intención de retornar al régimen constitucional.[6] Este nuevo periodo se conoció enseguida como «la Dictablanda», por contraste con la dictadura anterior.

Sello de Alfonso XIII sobreimpreso durante la II República.
Alfonso XIII en 1930

Tras la caída del dictador —que falleció semanas después—, aumentaron las manifestaciones antimonárquicas, se acusó al rey de haber auspiciado la dictadura de Primo de Rivera y de tener responsabilidades en el Desastre de Annual. Ese año los partidos republicanos se unieron frente a la monarquía con la firma del Pacto de San Sebastián. Hubo pronunciamientos militares republicanos que fueron frustrados por el gobierno en la base aérea de Cuatro Vientos (Madrid) y en Jaca (éste último encabezado por los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández, que fueron fusilados tras un consejo de guerra).

En febrero de 1931 el almirante Juan Bautista Aznar fue designado presidente del consejo por Alfonso XIII. Su gobierno convocó elecciones municipales el 12 de abril de 1931. Al conocerse en las elecciones mencionadas la victoria en las ciudades de las candidaturas republicanas, el 14 de abril se proclamó la Segunda República. El rey abandonó el país ese mismo día, con el fin de evitar una guerra civil:

[...] Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil.

Manifiesto de Alfonso XIII, 13 de abril de 1931

Renunciaba a la Jefatura del Estado, pero sin una abdicación formal:

[...] No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa.

Manifiesto de Alfonso XIII, 13 de abril de 1931 [7]

En la noche del 14 al 15 partió de Madrid hacia Cartagena al volante de su automóvil Duesenberg y desde allí zarpó para Marsella en un buque de la Armada Española para trasladarse después a París. Su familia salió en tren desde Aranjuez a la mañana siguiente. El rey al abandonar España pronunció sus más famosas palabras:

[...] espero que no habré de volver, pues ello sólo significaría que el pueblo español no es próspero ni feliz. [8]

Por una Ley del 26 de noviembre de 1931, las Cortes acusaron de alta traición a Alfonso XIII:

A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: Que las Cortes Constituyentes, en funciones de Soberanía Nacional, han aprobado el acta acusatoria contra don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena, dictando lo siguiente:

«Las Cortes Constituyentes declaran culpable de alta traición, como fórmula jurídica que resume todos los delitos del acta acusatoria, al que fue rey de España, quien, ejercitando los poderes de su magistratura contra la Constitución del Estado, ha cometido la más criminal violación del orden jurídico del país, y, en su consecuencia, el Tribunal soberano de la nación declara solemnemente fuera de la ley a don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena. Privado de la paz jurídica, cualquier ciudadano español podrá aprehender su persona si penetrase en territorio nacional.
Don Alfonso de Borbón será degradado de todas sus dignidades, derechos y títulos, que no podrá ostentar ni dentro ni fuera de España, de los cuales el pueblo español, por boca de sus representantes elegidos para votar las nuevas normas del Estado español, le declara decaído, sin que se pueda reivindicarlos jamás ni para él ni para sus sucesores.
De todos los bienes, derechos y acciones de su propiedad que se encuentren en territorio nacional se incautará, en su beneficio, el Estado, que dispondrá del uso conveniente que deba darles.
Esta sentencia, que aprueban las Cortes soberanas Constituyentes, después de publicada por el Gobierno de la República, será impresa y fijada en todos los ayuntamientos de España, y comunicada a los representantes diplomáticos de todos los países, así como a la Sociedad de Naciones».
En ejecución de esta sentencia, el Gobierno dictará las órdenes conducentes a su más exacto cumplimiento, al que coadyuvarán todos los ciudadanos, tribunales y autoridades.[9]

Esta ley sería derogada por otra del 15 de diciembre de 1938 firmada por Francisco Franco.

Final del manuscrito de renuncia.

Al comenzar la Guerra Civil Española, apoyó fervientemente al bando sublevado, afirmando ser un «falangista de primera hora».[10] La relación del rey Alfonso XIII con el dictador Francisco Franco es extensa y está bien documentada.[11] Como consecuencia de sus éxitos en Marruecos conoció a Franco, quien poco a poco se convirtió en favorito real; en enero de 1923 el rey le concedió la medalla militar, así como el cargo honorífico de gentilhombre de cámara, por lo que el padrino de su boda fue Alfonso XIII (representado por el gobernador civil de Oviedo, el general Losada). Franco discutió personalmente con el rey la posible retirada de Marruecos. En marzo de 1925, durante una visita allí, el general Primo de Rivera entregó a Franco una carta del rey junto con una medalla religiosa de oro; la carta terminaba así: «Ya sabes lo mucho que te quiere y te aprecia tu afectísimo amigo que te abraza. Alfonso XIII».[12] Por real decreto (4 de enero de 1928) lo nombró director de la recién creada Academia General Militar. Franco votó a favor de la candidatura monárquica en Zaragoza.[13] El 4 de abril de 1937 Franco escribió una carta despectiva a Alfonso XIII: el rey, que acababa de donar un millón de pesetas a la causa franquista, le había escrito expresando su preocupación por la poca prioridad que se daba a la restauración de la monarquía; Franco dejó claro que el rey difícilmente llegaría a desempeñar un papel en el futuro, en vista de sus errores pasados. Al acabar la guerra y no restaurarse la monarquía, el rey declaró: «Elegí a Franco cuando no era nadie. Él me ha traicionado y engañado a cada paso».[14]

Durante su exilio residió en diversos lugares, aunque los últimos años de su vida los pasó en Roma. Tras la muerte de Alfonso Carlos de Borbón, duque de San Jaime, pretendiente carlista bajo el nombre de Alfonso Carlos I, en 1936 recibió los posibles derechos del carlismo y del legitimismo francés con el nombre de Alfonso XIII de España y Alfonso I de Francia y Navarra.

El 15 de enero de 1941 renunció a la jefatura de la Casa Real en favor de su hijo Juan (sus dos hijos mayores se habían apartado de la sucesión). Falleció el 28 de febrero de 1941 en el Gran Hotel de Roma a causa de una angina de pecho. Estuvo enterrado en la iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles de la capital italiana hasta que, el 19 de enero de 1980, sus restos fueron trasladados al Panteón Real del Monasterio de El Escorial por orden de su nieto, el rey Juan Carlos I.

Por su parte, su hijo Juan, conde de Barcelona, renunció a sus derechos al trono en 1977, en favor de su hijo Juan Carlos, que había sido nombrado rey en 1975, a la muerte del general Franco, en virtud de la ley de sucesión a la jefatura del estado de 1947. Con la renuncia a sus derechos por parte del conde de Barcelona se recuperó la legitimidad dinástica de la monarquía histórica, tal como recoge el artículo 57 de la Constitución española de 1978.

Durante su reinado otorgó entre títulos de España e Indias: 379 títulos nobiliarios de los cuales 83 obtuvieron Grandeza de España.

Busto de Alfonso XIII esculpido por José Navas-Parejo.

La Oficina pro-cautivos[editar]

Quedan para la historia las acciones que durante la I Guerra Mundial organizó como monarca de un país neutral, entre ellas la Oficina pro-cautivos, posiblemente la primera acción humanitaria gubernamental registrada en la historia, con el fin de intentar conseguir respuestas a los familiares que no sabían nada de sus parientes militares o civiles en zona de guerra.

El monarca fundó este organismo de una forma independiente del gobierno, para no comprometer su neutralidad. Así, con fondos propios de un millón de pesetas, estableció en el Palacio Real una secretaría donde llegaban las solicitudes de información e intervención para con los prisioneros de ambos bandos; cosa que fue posible gracias a los buenos contactos y relaciones del rey con los diversos países contendientes. Se sirvió de las embajadas para conseguir información de los presos y permitió poner en contacto a prisioneros de guerra de ambos bandos con sus familias. Salvó así a aproximadamente 70.000 civiles y 21.000 soldados, e intervino a favor de 136.000 prisioneros de guerra, llevando a cabo 4.000 visitas de inspección a campos de prisioneros. Intervino también a favor de que en la guerra submarina no se atacara a los buques hospitales, proponiendo instaurar una inspección neutral de militares españoles de estos barcos en la salida del puerto y la entrada. Consiguió con la aceptación de esta solicitud que ambas partes en conflicto no volvieran a repetir la trágica acción de torpedear buques con la bandera hospitalaria, como había sucedido en el pasado. La oficina tenía un volumen tal de peticiones que los voluntarios que trabajaban en la organización no descansaban ni en días festivos.

Además, de estas acciones, es destacable su intento de liberar y llevar a España a la Familia Imperial Rusa; sin embargo, la Revolución bolchevique frustró estos planes.[15] Este hecho causó al rey una profunda tristeza.

Semblanza[editar]

Por contraste con su imagen pública, en privado, Alfonso XIII era un hombre de talante liberal, carente de cualquier tipo de puritanismo y con un sentido de la moral bastante abierto comparado al de su propio tiempo: según el investigador Román Gubern[16] [17] [18] el rey fue un gran aficionado al erotismo en general y al cine pornográfico en particular (ver Cine pornográfico en España); debido a ello habría producido, en el Barrio Chino de Barcelona, durante los años 20, empleando al conde de Romanones como intermediario, una serie de películas de alta calidad, las primeras de tal nivel en este género realizadas en España. Recientemente la Generalidad Valenciana ha restaurado algunos de esos cortometrajes: El confesor, El ministro y Consultorio de señoras, encargados los tres por Romanones a los hermanos Ricardo y Ramón Baños, dueños de la productora barcelonesa Royal Films. El archivo fotográfico del Cronista real Francisco de Goñi Soler se encuentra conservado en el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara, donde se pueden contemplar las mejores imágenes de la vida familiar y oficial del monarca.

Fue un hombre sabedor de la importancia de la educación y la investigación, apasionado del motor y la ingeniería. Donó a la Universidad y al Estado unos terrenos de su propiedad en Moncloa, para que se construyera la Ciudad Universitaria, donde se formarían los nuevos titulados que llevarían a España a la carrera científica que por aquel entonces se estaba llevando, previa a la Gran Guerra.

Matrimonio e hijos[editar]

Jaime y Alfonso, fotografiados por Kaulak.
Juan y María Cristina, con su madre, fotografiados por Christian Franzen.

La pareja real tuvo siete hijos:

El rey tuvo también cinco hijos extramatrimoniales:

Ancestros[editar]

Títulos de caballería[editar]

Retrato de Alfonso XIII con uniforme de húsar en 1902 por el pintor impresionista Joaquín Sorolla.


Predecesor:
Alfonso XII
Escudo de Carlos III de España Toisón y su Orden variante leones de gules.svg
Rey de España

1886-1931
Sucesor:
Niceto Alcalá-Zamora
(Presidente del Gobierno Provisional de la República)
Predecesor:
Él mismo
(como monarca reinante)
Rey titular de España
(no reinante)

1931-1941
Sucesor:
Juan de Borbón
(como Juan III)
Predecesor:
Alfonso Carlos de Borbón y Austria-Este
(como Carlos XII)
Escudo de la monarquía Francesa
Pretendiente legitimista al trono de Francia[23] [24] [25] [26]

1936-1941
Sucesor:
Jaime de Borbón y Battenberg
(como Enrique VI)

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. Haro Tecglen, Eduardo (6 de junio de 2002). «Alfonso XIII». El País. Consultado el 16 de febrero de 2015. 
  2. Discurso de Alfonso XIII en Barcelona, subiendo hacia el Tibidabo, 28 junio 1920. Publicado en ABC (Madrid).[1]
  3. [2]
  4. Boletín Oficial del Estado
  5. Pérez Andújar, Javier (2003). Salvador Dalí:A la conquista de lo irracional. Algaba. p. 25. ISBN 9788496107137. 
  6. El gobierno Berenguer
  7. [3]
  8. Microsoft ® Encarta ® 2008. © 1993-2007 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos
  9. Condena a Alfonso XIII dictada por las Cortes constituyentes.
  10. José María Zavala, «Entregados a Franco. Los Borbones ante la Guerra Civil», La Aventura de la Historia núm. 97 (noviembre de 2006), págs. 48-53. ISSN 1579-427X.
  11. Paul Preston, El gran manipulador. La mentira cotidiana de Franco, Ediciones B, Barcelona 2008, ISBN 978-84-666-3829-6.
  12. Estampa, 29 de mayo de 1928.
  13. Francisco Franco Salgado-Araujo, Mi vida junto a Franco, Planeta, Barcelona 1977, pág. 93.
  14. John T. Whitaker, We cannot escape History, MacMillan, Nueva York 1943, pág. 106.
  15. ¿Por qué Alfonso XIII no pudo salvar al zar Nicolás II?
  16. Gubern, R. La imagen pornográfica y otras perversiones ópticas, Akal, Madrid, 1989
  17. Gisbert, Paco y Valencia, Manuel, Exxxpaña. Editorial Glénat, Barcelona, 2005
  18. Periódico El Mundo, 3 de octubre de 2003
  19. Ezama Gil, Ángeles. La infanta Eulalia de Borbón: vivir y contar la vida. Prensas Universitarias de Zaragoza. p. 121. ISBN 978-84-92774-08-1. 
  20. Jean-Fred Tourtchine (préf. Juan Balansó), Les manuscrits du C.E.D.R.E. - dictionnaire historique et généalogique, nº 6 : Le royaume d'Espagne, vol. 3, Cercle d'Études des Dynasties Royales Européennes, Paris, 1996, 213 p. ISSN 0993-3964
  21. XII. Roger de Vilmorin, sur Dynastie capétienne, consultado el 09/09/2013
  22. lavozdegalicia.es, Hacerse infante a los 74 años. Consultado el 06/12/11.
  23. [4]
  24. [5]
  25. [6]
  26. [7]

Bibliografía[editar]

  • Javier Moreno Luzón (ed.) (2003): Alfonso XIII, un político en el trono, Madrid, Marcial Pons, pp. 373–403, ISBN 84-95379-59-7
  • Morgan C. Hall (2005): Alfonso XIII y el ocaso de la monarquía liberal, 1902–1923, Madrid, Alianza Editorial, ISBN 84-206-4790-X

Enlaces externos[editar]